En la gestión de proyectos, el carácter de proceso y el carácter de ciclo, son dos perspectivas clave para organizar y conducir proyectos de manera efectiva:

Carácter de Proceso; Este enfoque se centra en ver la gestión de proyectos como una serie de actividades estructuradas y sistemáticas que avanzan paso a paso hacia un objetivo final.

   Los procesos están organizados en fases o etapas, como inicio, planificación, ejecución, monitoreo/control y cierre.

   Cada proceso tiene entradas (recursos, información), actividades (tareas específicas) y salidas (productos o resultados claros), lo que ayuda a garantizar que nada quede sin atenderse.

Carácter de ciclo en un proyecto;

Carácter de Ciclo; Aquí se destaca que la gestión de proyectos no siempre es lineal, sino más bien cíclica. Esto es evidente en los ciclos de vida del proyecto, donde se puede iterar entre fases o dentro de una misma fase para realizar ajustes y mejoras.

   Este enfoque es común en metodologías ágiles (como Scrum), donde los proyectos se gestionan en iteraciones o "sprints". Al final de cada ciclo se evalúan los resultados y se hacen ajustes según sea necesario.

   También se da en proyectos más tradicionales, en actividades como revisiones constantes o actualizaciones de planes.

La integración de ambos enfoques asegura un balance entre la estructura y la adaptabilidad, lo que resulta clave para gestionar proyectos exitosos.